Los días de todos los santos y las almas, la semana de la conciencia vocacional y el día de las elecciones
El 31 de octubre, en un año "normal", pequeños duendes, superhéroes y princesas habrían descendido a nuestras puertas en busca de golosinas. Nuestra relación con Dios es a veces como esa tradición de Halloween. Nosotros, como los niños, llegamos con entusiasmo a la puerta de Dios cuando queremos algo. Venimos a Dios por bendiciones, peticiones de ayuda para nosotros o para alguien más, para tener fuerza en tiempos de problemas, y, lo más importante, por el regalo de Jesucristo en la Eucaristía en la misa.
Todo esto está disponible para nosotros si sólo tocamos a la puerta de Dios. ¿Pero debemos ser simplemente como niños que continuamente piden más sin pensar en la voluntad de Dios para nosotros y los regalos que nos da?
Si nuestra relación con Dios se basa únicamente en nuestro pedir y dar a Dios, somos como los niños del vecindario que vienen a nuestra puerta pidiendo caramelos. ¿Cuál es la relación? Dios siempre está en la puerta esperando que llamemos. Quiere darnos amor, alegría, fe y bendiciones. Sin embargo, los regalos de Dios vienen con un propósito y una responsabilidad. Dios no nos da sus dones sólo para guardarlos para nosotros mismos. Nos los da para que los compartamos, y los compartamos en abundancia, con los demás. Con amor y generosidad los regalos son dados, así que con amor y generosidad deben ser compartidos.
Al estar a las puertas de Dios para recibir sus dones, debemos recibirlos con gracia, cultivarlos responsablemente, compartirlos con otros en amor y justicia, y devolver una parte adecuada a Dios con gratitud. Si hacemos esto, ya no somos sólo niños del vecindario que llaman a la puerta de Dios, sino realmente sus hijos e hijas. (Adaptado del boletín parroquial del ICSC de octubre de 2013)
Esta semana están sucediendo muchas cosas - Todos los Santos y los días de las almas, la semana de la conciencia vocacional, y el día de las elecciones, por nombrar algunos. Me parece que si estamos verdaderamente agradecidos por lo que tenemos - vida, vocación, libertad - nuestras vidas lo mostrarían a través de nuestra oración por aquellos en nuestras vidas así como por aquellos que han muerto (los santos y las almas); celebraríamos nuestra vocación viviéndola para ayudarnos en nuestro camino a la santidad; y, este año especialmente, desarrollaríamos nuestra conciencia y saldríamos a votar. Se trata de la administración, lo creas o no, y de la gratitud por lo que se nos ha dado.
El Padre Chuck